El otoño parece que se resiste en nuestra Sierra Morena Oriental, las calores más bien parecen de finales de agosto, aunque ya tenemos muy coloridas y frondosas todas laderas de Sierra Madrona. Y es ese color el que me sorprende año tras año, normalmente pensamos que otoño es equivalente a colores triste, hojas caídas y poca vida vegetal, y nada más lejos de la realidad.
El sinfín de colores llama poderosamente la atención en lo más profundo de nuestros bosques de robles, quejigos, encinas y alcornoques. Junto a estos podemos observar una enorme cantidad de vegetación propia del bosque mediterraneo que conforman un espectáculo digno de ser descubierto.
El fruto de los madroños puede ser uno de ellos.
Las peonías secas con sus semillas rojas y negras brillantes.
El majuelo con el "pan de pastor" que tanto alimento proporciona a los paseriformes, los cuales por caprichos de la naturaleza (y de este clima cada vez más cambiante) podemos observar todavía con hojas.
El petirrojo con el pecho haciendo gala de su nombre y su precioso canto posado sobre la rama de un arbol.
Las innumerables flores que crecen en los suelos tras las primeras aguas después del estío.
La "lentisquina"que transforma el matorral en un semillero que alimenta a muchas especies de aves. En definitiva una amalgama de colores que nos proporcionan la excusa perfecta para volver a comenzar a "andurrear" por estas sierras colindantes entre Andalucía y Castilla la Mancha y que conforman un lugar único en todo el Sur de Europa y que hacen de Cardeña el autentico epicentro de hectáreas y hectáreas de enorme riqueza natural.
El mostajo de la primera foto, ¿dónde lo localizasteis? Parece de muy buen porte...
ResponderEliminarSaludos