Un bonito y cómodo sendero es el que nos lleva desde la Aldea del Cerezo, entre encinas y vallas de piedras, hasta el camino de madereros. La ruta comienza al final del Cerezo, donde podremos dejar el coche y comenzar a andar por la pista que nos llevará en poco más de una hora hasta otra pista de tierra que viene de Cardeña.
El sendero forma parte de la vereda que nos llevaría en algo más de tres horas hasta Azuel, pero si queremos solo dar un cómodo paseo es bastante recomendable hacerlo hasta donde indicamos.
Los característicos lomos de ballenas los veremos a lo largo de todo el recorrido.
Es habitual que nos sobrevuelen tanto buitres negros como leonados, rapaces como el aguila imperial y real y debemos de saber que paseamos por el territorio del lince ibérico, el felino más amenazado del mundo.
Las vistas que se tienen durante esta ruta abarcan hasta las lejanas sierras jienenses de Sierra Mágina y que durante el frío invierno se encuentran cubiertas por un manto blanco.
Tan solo tendremos que seguir el camino marcado y atravesar algunas cancelas que debemos de cerrar a nuestro paso.
Los cerdos ibéricos, autenticos patas negras, pastan por entre las encinas en busca de sus deliciosas bellotas que les proporcionarán ese sabor único a sus carnes.
La encina y la piedra constituyen una estampa que se repite por todo el camino.
Vadearemos, a mitad de ruta, algún arroyo que son tributarios del río Yeguas y del cual nos llamarán la atención la gran cantidad de piedras que afloran en su cauce. Cruzaremos el arroyo del Robledillo y en la otra orilla encontraremos una angarilla que debemos dejar cerrada. A lo largo del recorrido encontraremos otras vallas y siempre recordar que hay que dejarla tal como nos la encontremos.
El final del recorrido se puede encontrar cuando veamos esta valla que da acceso al carril de madereros, el cual si queremos podemos andar un poco a derecha o izquierda y volveremos por el mismo camino.
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