A pesar de que su nombre hace referencia al Cantábrico, el Narcissus cantabricus, no es en esa zona donde suele verse sino más bien por el centro de la Península. Ahora es cuando florecen por nuestra Sierra Morena Oriental (enero, febrero).
Sus flores blancas en forma de campanas casi trasparentes inundan las solanas cubiertas de matorrales y asociadas a los roquedos. Es frecuente observar rodales de ellas que son muy llamativos por su color blanco, entre el abundante verde, y por el número de flores.
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