En una carretera paralela al río y cercana al puente del Montoro pudimos comprobar como una vez más la masacre que producimos los bichos de dos patas no tiene fin. Una salamandra común recientemente atropellada nos hizo pensar en que podemos hacer para evitarlo.
Desgraciadamente en los tiempos que corren resulta un autentico atrevimiento el hacer propuestas sobre pasos subterráneos, vallas de baja altura para reconducirlos a los pasos habilitados, carteles anunciando del peligro de atropello de anfibios, recomendaciones de bajar la velocidad, etc.
Pero vale la pena intentar concienciar al mayor número de conductores para que en zonas de altísimo valor ecológico la conducción sea lo más sensata posible. Y ello no tiene ningún coste añadido, muy al contrario produciría un ahorro tanto en combustible como en accidentes de tráfico.
Si además concienciamos a algún que otro político para que las nuevas carreteras o las que se reformen incluyan pasos subterráneos, creo que estaríamos dando un paso adelante en nuestro afán de conseguir ser al menos tan inteligentes y respetuosos como nuestros congéneres de cuatro patas.
¿A que si merece la pena intentarlo?
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