viernes, 3 de febrero de 2017

Mulos y Burros, Tesoros de un Reciente Pasado

Arrieros, carreteros, leñadores, mieleros, carboneros, resineros, traperos, picapedreros, alimañeros, seteros, vendedores, recoveros, guardas, cazadores, pastores, habitantes de cortijos... y un largo etcetera constituían oficios que no hace muchos años dependían por completo de tener unas buenas bestias con las que poder transportar lo que vendían, recolectaban, cazaban... y para ir de un lugar a otro simplemente. Cada vez que vemos algunos mulos o burros por las dehesas siempre pensamos lo bien merecido que  tienen ahora el descanso ya que durante siglos han sido verdaderas "bestias de carga".


Para labores agrarias, transporte y carga estos animales eran un tesoro para los afortunados que podían tenerlos y hay un personaje que menciona Manuel Moral en su artículo "Entre los Valles del Yeguas y Arenoso: del zurrón a la maleta", que da muestra de la fortuna que tenían los que poseían varios. Cuenta que Bernardo "El Vinatero" recorría las sierras vendiendo vino como si fuera de La Mancha y todos sabían que hacía el vino con unos polvillos que le echaba al agua para volverla roja o blanca, y el negocio le era muy rentable, tanto que consiguió tener una buena "reata" de burros. Pero una noche durmiendo junto al Yeguas le sorprendió una crecida y el río se llevo a todos sus burros. Y dicen que comentaba: "todo lo que es del agua, se lo lleva el agua".


Hoy día tan solo se utilizan para algunos trabajos, como el descorche, en lugares de dificil acceso o bien para recoger animales abatidos en las monterías. Esto está ocasionando que estén casi desaparecidos los mulos y burros.


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