El camino que hacen los peregrinos desde Marmolejo hasta la Virgen de la Cabeza recorre el corazón del Parque Natural de Andujar y nos ofrece la posibilidad de descubrir auténticos rincones de un valor paisajístico y biológico incalculable. Uno de ellos es la Nava de Peñarrubia.
Rodeado de cerros cubiertos por un excepcional bosque mediterráneo y justo al lado del río Jándula, se encuentran estos llanos. Llama la atención por estar entre dos grandes curvas del río y a muy pocos kilómetros de la desembocadura del mismo en La Ropera, pedanía de Andujar, cuando ya vierte sus aguas al Guadalquivir.
La riqueza natural es perceptible en cualquier época del año ya que su aislamiento y el estado de conservación de las zonas que la rodean hace de las Navas de Peñarrubia un buen lugar para la observación de cualquiera de las especies que habitan el parque natural de Andujar. Linces, águila imperial, buitres negros, cigueña negra, utilizan estos reconditos parajes para encontrar la tranquilidad necesaria lejos de la presión humana de otras zonas del parque.
La observación de este paraje es posible si tenemos ganas de andar unas cuantas horas por el camino público que se acerca desde Marmolejo hasta la Virgen de la Cabeza y que atraviesa la finca de dominio del estado llamada Lugar Nuevo.
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