Las primeras aguas que caen, después del caluroso verano, sobre los lomos de los ciervos hace que se desencadene un espectáculo sin igual en todos los rincones de la Tierra de Linces. Cardeña, Sierra Madrona, Andujar son escenario de berridos, carreras, choques de cuernas que durante todo el día se pueden observar, pero que al llegar la noche se hacen más llamativas si caben.
Durante todo el resto del años no es fácil ver a los grandes machos ya que estos se esconden en la espesura del bosque mediterraneo y suelen ser esquivos a mostrarse ante miradas indiscretas, sobre todo temiendo la acción de cazadores. Pero a la llegada del otoño y la berrea se olvidan de su seguridad entregándose por completo a la llamada de la madre naturaleza que les dice que tienen que reproducirse para perpetuar la especie.
Los grandes machos son los verdaderos protagonistas de las luchas por perpetuar la especie y hacerse con un buen aren, los jóvenes "baretos" deberán de esperar algún año más a que la naturaleza le dote de fuertes y grandes cornamentas con las que luchar por conseguir su cuota de hembras.
Durante la época algida de la berrea, que depende de la intensidad de las lluvias, se pueden ver infinidad de grupos de hembras con sus "señores", y otros grandes machos intentando hacerse con el dominio de esos grupos.
Son días e incluso semanas de agotadoras jornadas para los grandes machos que terminan exhaustos ya que tienen que luchar por mantener sus rebaños y a la vez dedicarse sin descanso a la copula para garantizar que sus genes se trasmiten.
Otros machos permanecen solitarios y atentos a cualquier posibilidad de conseguir hacerse con un rebaño de hembras, para ello se preparan en algún lugar un poco apartado y mientras escuchan los berridos ellos ensayan y preparan sus impresionantes cuernas para la próxima batalla.
Aquí os dejamos un pequeño vídeo en el que se ve a este macho preparando su cuerna mientras de fondo se pueden escuchar los berridos de sus congéneres.
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