lunes, 28 de marzo de 2016

Presa del Encinarejo Santuario Virgen de la Cabeza. Andujar.

La ruta que va desde la presa del Encinarejo, en el río Jándula, hasta el Santuario de la Virgen de la Cabeza es una oportunidad más de conocer una parte importante de el Parque Natural de la Sierra de Andujar. Es más nos adentra en zonas de gran riqueza donde el águila imperial y el lince ibérico se esconden en lo más profundo del bosque mediterráneo.


A medio camino entre Andujar y el Cerro del Cabezo, en la carretera que va hacia Puertollano, se encuentra el puente sobre el río Jándula e inmediatamente que lo crucemos debemos de girar hacia nuestra derecha, pasaremos un área recreativa y al final del carril se encuentra la presa del Encinarejo. Un poco antes está el comienzo del sendero que nos conduce hasta el Santuario.


De forma inmedita comenzaremos una subida que por momentos será un tanto dura ya que no olvidemos que iremos desde el fondo del valle del río Jándula hasta la cota más alta de estos alrededores, el Cerro del Cabezo.


El granito y el monte mediterráneo es una conjunción perfecta y habitat ideal del lince ibérico, por lo que es habitual que veamos muestras de heces de este escaso felino, e incluso si  la suerte nos acompaña podríamos verlo como se cruza en nuestro caminar.


El sendero se encuentra perfectamente señalizado y coincide con el de gran recorrido por toda Sierra Morena.


Los pinares de repoblación nos acompañarán durante casi todo el recorrido.


Conforme subimos tendremos vistas al otro lado del río jándula y veremos perfectamente el carril de La Lancha, que conduce hasta el pantano del Jándula.


Después de subir un buen repecho por un cortafuegos llegaremos hasta una cancela mediante la que salimos de la finca estatal por la que vamos circulando, esta nos dará paso a un sendero que va paralelo a la carretera que conduce al Santuario.


Al poco veremos el letrero que nos anuncia que deberemos de cruzar la carretera y entrar en el área recreativa el Jabalí, buen lugar para aprovisionarnos de agua y descansar un rato a la sombra antes de afrontar el último tramo de la ruta.




Justo por detrás de la figura de piedra del jabalí se encuentra un letrero y el comienzo del sendero que va desde este área recreativa hasta el Santuario.


Se trata de una vereda en constante subida.



Durante la primavera los narcisos adornarán el camino.


Al poco veremos unas ruinas de un antiguo refugio por el que deberemos de pasar después de cruzar un carril propiedad de la finca del estado Lugar Nuevo.


Al cruzar dicho carril debemos de estar atentos a la señalización ya que deberemos de tomar la dirección hacia abajo, durante unos cuantos metros, antes de volver a comenzar a subir por el sendero hasta esas ruinas vistas anteriormente.


Las vistas del cerro con el Santuario culminándolo estarán cada vez más cerca.


Entraremos en un carril que da a unos pinares donde se alojan los miles de peregrinos que acuden cada último fin de semana de abril a la famosa romería.




Y ya practicamente nos quedará subir un último repecho por el poblado anexo al Santuario y llegaremos hasta el mismo donde, además de las connotaciones religiosas del lugar, podremos disfrutar de unas vistas maravillosas.
En total han sido unas dos horas y media de camino en constante subida y será el mismo que tendremos que tomar de bajada a no ser que hayamos previsto un coche que nos devuelva al lugar de partida.

domingo, 20 de marzo de 2016

Puente del Engeño Collado del Encebre

Al Collado del Encebre se puede acceder desde las pinturas de Peña Escrita, el cual ya hemos realizado, y también desde el Puente del Engeño (la que os presentamos hoy), cualquiera de los dos será una memorable jornada senderista por el Valle de Navalmanzano con unas vistas extraordinarias de distintas zonas de esta parte de Sierra Madrona.


El comienzo de esta ruta lo haremos desde un lugar histórico y que se encuentra justo un poco antes de llegar a Fuencaliente, si venimos desde Andalucía, a nuestra derecha aparece un carril, en una curva hacia la izquierda, que inmediatamente nos deja entre dos puentes que cruzan el río Cereceda y el Navalmanzano para un poco más abajo formar el Yeguas.


Como siempre dejamos el vehículo en un lugar que no moleste y nos prepararemos para una buena caminata que en unas tres horas nos dejará sobre el Collado del Encebre. El carril de forma inmediata tiene una subida y al final de ella aparecen tres carriles, debemos de tomar el de la izquierda siguiendo el cartel que lleva hasta el cortijo de "La Lisiadilla". A este lugar se le conoce como el cruce de "los colaillos".


Este carril nos acompañara hasta el collado en constante subida y alguna que otra bajada, las menos.


Veremos algún que otra cortijada derruida y con las vallas típicas de la zona construidas con piedras, adobe y restos de vegetales.


Pronto el arroyo de Navalmanzano nos acompañará yendo paralelo a nuestro carril por la derecha.


Nos estamos adentrando en el Valle de Navalmanzano y cada vez tendremos mejores vistas de la umbría de Sierra Quintana y el macizo de Bañuelas, donde se encuentra el punto más alto de Sierra Morena.


Buenas muestras de vallas autenticamente serranas y que perduran en el tiempo veremos a lo largo de esta ruta.


Tras aproximadamente una hora de camino llegaremos a cruzar el río Navalajeta, que así también se conoce al Navalmanzano, y comenzaremos una fuerte pendiente que es conocida como "la cuesta del Sauco".


La pendiente nos hará retenernos y volver la vista para contemplar el macizo del Bañuelas y las inmensas laderas llenas de jarales donde se refugian una variada fauna.


A mitad de la cuesta nos sale un carril a la derecha que si nos llevaría por la solana de Sierra Quintana adentrándonos en el Parque Natural de la Sierra de Andujar, eso lo dejaremos para otro día, debemos de seguir hacia delante en un pequeño esfuerzo más antes de que el carril gire hacia la izquierda para ir paralelos a la umbría de estas preciosas sierras.



Pasaremos una valla que debemos dejar convenientemente cerrada y al poco llegaremos a las ruinas de las caballerizas de Navalmanzano. Con unas fenomenales vistas del robledal y de las crestas del Burcio del Pino donde se alojan muchas y variadas rapaces.




Junto a estas ruinas aparece un cruce y tenemos que tomar el de la derecha, el de la izquierda nos dejaría en las Pinturas de Peña Escrita, y a partir del mismo seguiremos subiendo de forma un tanto más inclinada que hasta ahora.


Nos adentramos entre un antiguo robledal y también un pinar que es el único autóctono que queda por esta zona, los demás son todos fruto de una equivocada política de repoblación que poco a poco está siendo cambiada a base de talas selectivas.



El Bañuelas estará presente en toda la ruta y aparece inaccesible por su fuerte pendiente y el intrincado matorral mediterráneo que lo rodea.


Los robles dan un aspecto cambiante dependiendo de la estación en la que realicemos la ruta.



Aproximadamente a las tres horas llegaremos al Collado del Encebre, donde veremos un cartel indicador de las pinturas rupestres del Burcio del Pino.


Aquí finaliza la ruta, pero os propongo un pequeño esfuerzo más ya que merece la pena asomarse al maravilloso Valle de Valmayor que se encuentra unos 5 minutos más adelante por el mismo carril paralelo a la valla que pertenece a este gran latifundio.


Unos metros de bajada por ese carril y veremos la inmensidad de esta inmensa finca cinegética donde no hace mucho vivían muchas familias y que hoy día es propiedad de una sola persona.


Son tres horas, aproximadamente, la ida y otras tanta la vuelta las que invertiremos en una de las rutas más espectaculares de estas sierras.




viernes, 18 de marzo de 2016

Estilo Peculiar de Arquitectura "Serrana"

Es habitual disfrutar en nuestros paseos por Sierra Morena Oriental de una variedad enorme de construcciones basadas en los "productos" típicos de la zona. La inmensa variedad de piedras, la tierra, la  arcilla, la madera, la cal, la pintura, los vegetales... en definitiva hacer de la necesidad de construir una virtud para aprovechar lo que la tierra daba. Pero de vez en cuando aparece alguna "exquisitez" como la que aquí os dejo. Toda una restauración de un viejo cortijo que acumula cemento, techo de metal, tejas viejas y nuevas, ventanas de aluminio, ventanas de madera, rejas, piedras en la fachada, adobe en alguna zona, cal, pintura....
Dicen que en la variedad está el gusto, pero me temo que aquí solo se quedó en la variedad.


Afortunadamente justo enfrente nos encontramos con esta preciosa valla con piedras en su base y adobe sobre estas, adornada con una cubierta vegetal que impide que el agua la destruya.


O esta otra que se trata de una típica zahurda entera de piedras. Afortunadamente esto es lo más normal y la primera foto es simplemente anecdótica...de momento.


lunes, 14 de marzo de 2016

El Roquero Solitario de Sierra Madrona

El mirlo azul, como se le conoce por esta zona, no es fácil de observar por Sierra Madrona si no te subes a los riscos y tienes mucha paciencia. Si además quieres "afotarlo" la cosa se complica un poco más y es que suele ser muy inquieto y poco paciente con nosotros. En época invernal sus colores son más apagados (como este que pillamos en la Sierra de Hornilleros) pero en verano es de un azul resplandeciente.


Su figura es inconfundible y es que resalta sobre las piedras que se posa, pero se puede confundir con el mirlo común si solo vemos su silueta. Una vez que se escucha, se perciben sus movimientos y se ve el color de su pico y plumaje no cabe duda de que se trata del roquero solitario (Monticola solitarius).


Esta presente todo el año por nuestra zona, pero repito que no es muy habitual el verlo ya que suele estar en alturas importantes y roquedos poco accesibles de la Sierra de Hornilleros, Sierra Quintana, Abugaloso, Bañuelas, etc. Este tuvimos suerte de poder inmortalizarlo en un día gris oscuro como su plumaje invernal y nos regalo varias posturas sobre una misma piedra para desaparecer casi de inmediato.


domingo, 6 de marzo de 2016

El Cortejo de las Jóvenes Imperiales

Con los primeros meses del año nuestras águilas imperiales comienzan sus juegos amorosos en pos de realizar una vez más la procreación de la especi, y a fe que cada día observamos más ejemplares por estas tierras de Cardeña. Cada vez son más los territorios donde se establecen una pareja de estas bellas aves y es que las condiciones para su reproducción son proporcionales a la existencia de conejos y perdices y la conciencia de los cazadores que parece que se va recuperando poco a poco.
Las jóvenes imperiales tienen que ir buscando su pareja y si el verlas solas es algo más o menos habitual.


En una mañana radiante del mes de febrero nos llama la atención el ver a dos jóvenes juntas en un vuelo majestuoso.


Y cuando comprobamos que se lanzan reclamos y se sitúan una sobre otra el espectáculo no puede ser más maravilloso.


Cada vez se acercan más una a la otra, hasta que practicamente se tocan sus alas y garras y es cuando ya no nos cabe la menor duda de que se ha establecido otra joven pareja en las dehesas de Cardeña. Una nueva familia, un nuevo territorio conquistado, una oportunidad más de poder observar el milagro reproductor de estas rapaces y unos momentos para sentir una inmensa satisfacción por poder comprobar "in situ" como se hacen carantoñas dos enormes rapaces antes de iniciar seguramente la cópula en un lugar apartado y con la suficiente intimidad.



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