Estar caminando por los bosques de robles melojos de Sierra Madrona y escuchar el sonido inconfundible del gavilan (Accipiter nisus) es algo que habitualmente suele pasar si vamos en silencio, el verlo ya es harina de otro costal.
Y si ya tenemos ocasión de poder contemplarlo al descubierto y que se acerque lo suficiente como para tirarle unas cuantas fotos es algo casi "sobrenatural" ya que el gavilán es uno de los más dificiles de localizar por su pequeño tamaño y plumaje mimético en la espesura del bosque.
Aunque la razón de esta "exposición" tan facilona por parte del gavilán no es otra que se trata de un especimen joven y un tanto confiado. Esa juventud es observable por el barrado ocre del pecho y mejillas y las motas del mismo tono en el torso.
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