El otoño nos regala, entre otros frutos, los madroños. Estos son bayas comestibles de un color entre amarillo y rojo intenso.
En estas fechas lo tenemos maduritos y dispuestos a ser degustados, con cierta precaución ya que presentan un contenido alcohólico en sus bayas. Si estas permanecen largo tiempo y maduran en el árbol, pueden sufrir fermentaciones.
Aunque ciertamente tienen poco sabor no les falta dulzor. Con ellos se fabrican mermeladas y confituras de madroño.
De el se llega a obtener incluso licores, vinos, tintes, aguardientes, etc.
Por toda Sierra Madrona es muy habitual verlos y en algunos lugares presentan portes y cantidades bastante considerables. Los mejores sitios son el Valle de la Cereceda, la subida al Abugaloso, Peña Escrita.. En fin no dejad de aprovechar estos días para contemplar y probar estas delicias que nos ofrece la naturaleza en su estado más puro.
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