En una de nuestras numeras salidas al campo por estas benditas tierras de Sierra Morena Oriental y Sierra Madrona, nos proponíamos a degustar el típico bocata. Para ello improvisamos un asiento con las numerosas piedras que existen. Al levantar una de ellas nos llevamos una sorpresa que podía haberse convertido en desagradable si no tenemos la precaución siempre de hacerlo con cuidado por si hay algún visitante debajo de ella.
Apareció un alacrán o escorpión, del que en España existen dos tipos, creo que este es de "cola amarilla", más pequeño, de color pardo y con la cola de tonalidad más clara y viva.
La peligrosidad del amigo consiste en su larga cola, levantada hacia adelante con una uña al final de la misma por donde inocula el veneno.
Suelen vivir en zonas pedregosas, entre lo huecos, sus hábitos son nocturnos, por ello durante el día solo los encontraremos en sus guaridas debajo de las rocas.
Caso de sufrir una picadura se produce una fuerte reacción local, dolor agudo e inflamación del miembro afectado. Los alacranes presentes en España normalmente no producen sintomatología grave, pero de todas formas hay que acudir a un centro médico para recibir el tratamiento oportuno.
De todas formas hay que evitar mover el miembro afectado, aplicar frio sobre el lugar de la picadura, colocar un torniquete sobre el miembro afectado para evitar que se distribuya el veneno sobre el resto del torrente circulatorio. De ninguna de las maneras hay que hacer ningún tipo de incisión en el lugar de la inoculación.
Si estamos lejos de un centro médico habría que darle algún antihistamínico y antiinflamatorio que nunca están de más el llevarlos en la mochila.
De todas formas no hay que alarmarse ya que con precaución no tenemos porque sufrir picadura alguna, aunque debemos de saber que están en el campo y nos los podemos encontrar debajo de cualquier piedra, tronco, etc.
De todas formas no son ellos los que nos molestan a nosotros sino más bien al contrario, por ello el respeto y la distancia son las mejores formas de evitar desagradables encuentros.
que tela
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