Desde aproximadamente marzo hasta septiembre se puede observar la diminuta, inquieta y escurridiza curruca carrasqueña, Sylvia cantillans, por la zona oriental de Sierra Morena. Nosotros no la hemos visto muchas veces, pero en esta ocasión y en un paseo por la inmensa finca de La Garganta conseguimos "afotarla" degustando un gusano en una frondosa encina. Y es que se posa muy pocas veces en zonas descubiertas y con un buen posado.
Es estival y migrante de nuestra zona y gusta de zonas con arbolado, jarales, enebrales, pinares y zonas de ribera. Al parecer tienen cierta predilección por las madroñas y por esta Sierra Morena castellano manchega de Sierra Madrona hay bastantes.
Se puede confurndir con la rabilarga pero su cola es bastante más corta que esta. Y el macho, este es uno, es mucho más colorido que la hembra y los jóvenes. Como todas las currucas come insectos, frutos silvestres, arañas, larvas y semillas de plantas herbáceas.
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