La labor sanitaria que realizan estos necrófagos no será nunca lo suficientemente valorada, estos "pajarracos" se encargan de limpiar estas tierras de Sierra Morena Oriental de cadáveres de otros animales.
El buitre leonado (Gips fulvus) está presente en casi todas las paredes rocosas de estas sierras y son facilmente visibles por cualquier observador de aves.
Son los primos menores del buitre negro y su envergadura puede llegar a superar los dos metros y medio.
Su presencia se nota a distancia por ver las paredes llenas de sus deyecciones blancuzcas.
Las plumas son de color ocre o canelo y de ahí el apelativo de "leonado"
Al contrario de los buitres negros que anidan en arboles, estos prefieren las piedras y aprovechan los salientes en los cortados para sacar adelante su pollada.
En estas tierras tenemos la suerte de poder verlos junto a los buitres negros, incluso posados en el suelo.
La mala imagen que tiene la sociedad de estos animales no corresponde con la impresionante labor que realizan, no estaría de más que las autoridades mejorasen bastante la normativa que regula el poder darles la carroña. En vez de poner impedimentos a los ganaderos para facilitar el deshacerse del ganado muerto habría que ayudarlos para que se consigan dos objetivos facilmente alcanzables: eliminación de carroña y alimentación de aves. ¿Tan difícil resulta?
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