sábado, 7 de abril de 2018

Bajada al Yeguas por Madereros. Primavera 2018

Llevamos algunos meses sin bajar al Yeguas por el Camino de Madereros y tras un descanso que nos dan las aguas nos decidimos a disfrutar de este hermoso sendero que en constante bajada y en unas dos horas de caminar nos dejarán en los más profundo del valle del río que nace en la cercana Sierra Madrona y lleva sus aguas al Guadalquivir.


El coche como siempre lo dejamos donde termina la autorización para poder usar el carril. Poco a poco nos adentramos en territorio lincero y prueba de ello son los carteles que indican los convenios con el programa Life con las fincas y que permite una actuación especial en ellas que favorezca la conservación de este escaso felino.


Si vamos atentos al suelo no es raro el observar incluso recientes deposiciones del gato.


Y de su principal presa, el conejo, junto a los lomos de ballena (granito) y las encinas.


La urraca suele ser una "chivata" de los movientos del lince ibérico ya que suelen o bien seguirlos para comer las sobras o bien darles la lata para expulsarlos de sus lugares de cría.


Vallas de piedra y dehesas de encinas son el paisaje que tendremos al comienzo del carril y algún que otro jarro de lata que lleva años colgado de una encina de un conocido cortijo.



Aproximadamente a los 30 minutos ya comenzaremos a bajar con más intensidad y el paisaje que se abre ante nuestros ojos son las sierras del Parque Natural de Andujar, contiguo al de Cardeña.


Se intuye el valle del río Yeguas y al fondo Sierra Madrona.


Cuando se acentúa la bajada la jara se adueña del terreno y tendremos ocasión de comprobar que estamos en zona cinegética.


Los narcisos empiezan a florecer.


Y de pronto veremos como el río Yeguas se abre camino y va horadando el terreno hasta formar estos profundos valles.


El puente de Valdelagrana que cruza el arroyo del mismo nombre y desemboca en el Yeguas es el primero que veremos.


No solo debemos de mirar hacia el suelo, en el cielo los buitres leonados, negros y las águilas reales e imperiales son habituales, ya que estos son terrenos propicios para su cría.


El caudal va muy crecido ya que todas estas lomas no paran de "ordeñar" agua al río.


Cuando ya llegamos al final de carril es cuando vemos el puente sobre el río Yeguas, que tendremos que cruzar para llegar al otro.


Debajo de dicho puente se encuentra otro pequeño tesoro, nidos de golondrina daurica.



Un paseo por sus orillas, un bocadillo y vuelta por el mismo sendero pero esta vez cuesta arriba. No nos importa, es un sendero que se disfruta desde el comienzo hasta el final. Unas cuatro horas de bajada y subida que nos saben a poco cada vez que las hacemos.


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