viernes, 28 de agosto de 2015

Castillo de Santa Eufemia. Guardián de Flash al Ballut.

Perteneciente a la Cora de Flash al Ballut ("Llano de las Bellotas") que era como los árabes conocían al Valle de los Pedroches, y en zona fronteriza con Castilla la Mancha y Extremadura, se encuentra el castillo de Santa Eufemia. Una impresionante atalaya que domina amplias extensiones de terreno despoblado que eran lugar donde se cometían fechorías por parte de asaltantes que campaban a sus anchas. Hasta que Sancho IV cede los terrenos para que se reconstruya el castillo y se controle a esos "golfines" (así se conocían a los ladrones) y se de protección a esta importante vía de comunicación entre Andalucía y Castilla.


Una de la rutas más bonitas que existen en todo este enorme Valle de las Bellotas es la que nos acerca a este castillo desde la localidad de Santa Eufemia. Para ello tenemos dos opciones, una la más larga es la de dejar el coche en la localidad y tomar la calle Castillo por un carril que nos llevará hasta la base de la fortaleza. Otra acercarnos con el coche por ese carril hasta que encontremos el desvío a nuestra derecha, ahí dejarlo y hacer el último tramo que es el más empinado. Existe una tercera opción que es una ruta circular que nosotros no supimos hacer por falta de información y señalización (una pena).




Como referencia tomaremos una casa construida en el camino hacia el castillo que es muy llamativa y original, en sus cercanías podemos dejar el coche y a partir de ahí hacer la subida hasta la fortaleza.


Desde el comienzo las vistas son excelentes de gran parte del Valle de los Pedroches y ahí abajo el pequeño pueblo de Santa Eufemia.




La pista es ancha y comoda de subir, aunque debemos estar atentos a los ciclistas que en algún momento pueden aparecer cuesta abajo y a una velocidad más que imprudente.


Poco a poco, y en aproximadamente unos 45 minutos nos acercaremos a la base del castillo, justo donde aparecerá un monolito de granito (como no) y tendremos a nuestra derecha una zona de antenas que verdaderamente afean el entorno.




Es un buen lugar para inmortalizar nuestra presencia en este histórico lugar, si vamos en invierno no hay que olvidar que el viento frío sopla con fuerza en este lugar que sirve de atalaya de dos valles inmensos como son el de los Pedroches y el de Alcudia.


A partir de ahí el camino se convierte en sendero y nos acercará en pocos minutos hasta las ruinas que quedan de esta fortaleza que fue mandada destruir por los Reyes Católicos como castigo a la continua expansión que los Mejía Carrillo intentaron hacer.


Hoy día se conservan algunos restos de muralla, la torre homenaje, el aljibe, y verdaderamente es una pena que este espacio no esté dotado de señalización,  paneles informativos, rutas por sus alrededores, en definitiva aprovecharlo como motor de enganche para un turismo rural y ecológico que puede ser un complemento más a esta zona recóndita pero con un potencial tremendo.








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